Por el MAN

      Y la noche se iluminó, no con fuegos artificiales, mucho menos con el ruido de las celebraciones previas a la Navidad. No eran "bombitas", "mata suegras" o "silvadores" era la mano fuerte de uno de los ejercitos más grandes del mundo. Invadiendo, atacando y violando a un país. La noche se hizo eterna, oscura y tenebrosa. La candela quemaba todo a su paso en El Chorrillo. Las balas arrebataron la vida de aquel que estuviese escapando para salvarse o intentando defender a su patria.

     Esa noche se separaron los hombres de los cobardes. El supuesto líder se ocultó y abandonó a su tropa. Muchos murieron, otros fueron capturados. 

     Al salir la luz del sol, las sirenas advertían una y otra vez los bombardeos, los helicópteros se escuchaban y volaban tan bajo que sus ocupantes, arma en mano, se podían ver. Los ataques con aviones militares a los cuarteles eran el espectáculo de esa mañana. Mismo que algunos se detuvieron a presenciar. Algo inaudito. Casi increíble. 

     Cadáveres yacían en las calles. Mientras algunos militares panameños intentaban dar batalla a los invasores. Una que otra mella a los yankees, pero no tan grande como la que Panamá recibió. Porque no solo miembros de las Fuerzas de defensa perdieron la vida o desaparecieron, civiles fueron víctimas del caos y la inclemencia de los agresores. En tanto, el "Hombre fuerte", seguía desaparecido.

     Las horas pasaron, los muertos y desaparecidos aumentaron. Las balas, estruendos y bombazos se escuchaban por doquier. El Comando Sur era dueño, amo y señor de las calles y barrios del país. Amedrentando y decidiendo sobre la vida de muchos. En algunas casas había llanto, tristeza e incertidumbre. Un día para no olvidar. La supuesta "Causa Justa" que se extendió por días, todo para detener a un solo hombre. "Todo" por el MAN.

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