EL LOCO QUE PASEA

Hay un dicho que reza: “El que escupe para arriba le cae la saliva”. Y tal parece que al presidente le ha caído un salivazo de los buenos. No tenía ni un mes en la silla presidencial y ya había hecho la primera travesía internacional, tanto es, que en menos de cinco meses ya ha realizado alrededor de siete viajes al extranjero.
Criticó y criticó al denominado “muñeco que pasea”, aducía que los viajes no eran productivos para el país, que muchos eran faranduleros, que cual era la necesidad de ir a lanzar una pelota al Yankee Stadium; en fin cualquier reprochó era bueno con tal de hacer política y ganar la presidencia de la República.
Ahora, él es el nuevo “muñeco que pasea”, yo lo denomino “el loco que pasea”. Ha cubierto todas las clasificaciones de reclamos de viajes que le hizo al gobierno anterior, incluyendo las grandes delegaciones.
Él justifica uno y cada uno de sus viajes, como lo hacía Torrijos. Todo ha sido tan parecido que se ha tocado el tema del avión presidencial. Recordemos que en el gobierno anterior se hizo el intento de comprar uno nuevo y por supuesto no faltaron los contras. Aunque se justificó la necesidad de adquirir uno, aduciendo la peligrosidad de lo antiguo que era el que existía, eso no logró satisfacer a los detractores. Empero, el nuevo gobernante y su gabinete se han olvidado de las palabras de censura en relación a la adquisición de una nueva aeronave. En su momento, llegaron a sugerir la urgencia de comprar una. Luego, de muchas criticas el presidente y parte de su gabinete de gobierno salieron a defender su parecer, es más se ofendieron y dijeron que ellos no tenían porque utilizar dinero del estado para comprar un avión, con su dinero personal lo podían hacer. Es más, en algunos de los “paseos” se han valido de sus aviones privados.